Competencia digital educativa: formación del profesorado en las TIC

En las últimas décadas, nuestra sociedad está “asistiendo” a una auténtica revolución que, de manera vertiginosa, ha influido, modificado y transformado hasta el más recóndito aspecto de nuestras vidas. Esa constante e imparable revolución está transmutando todos los ámbitos de nuestra vida: social, cultural, personal, laboral, económico, formativo, etc. (Martín-Padilla, 2017).
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La revolución digital ha cambiado para siempre nuestra forma de buscar, procesar y compartir información. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) atraviesan la economía, la política, la vida social y, por supuesto, el sistema educativo. En este contexto, hablar de competencia digital educativa ya no es una opción, sino una necesidad para que el profesorado pueda responder con eficacia a los retos de la escuela del siglo XXI.

Idea clave: la competencia digital educativa no consiste solo en “saber usar” herramientas, sino en diseñar experiencias de aprendizaje de calidad apoyadas en la tecnología.

Numerosos autores (Barroso & Llorente, Cabero, Marquès, Martín & López-Meneses, Martínez-Sánchez, Orellana, Sevillano, Vázquez & Sevillano, entre otros) han analizado cómo las TIC han transformado las formas de comunicación, el acceso al conocimiento y los procesos formativos. La escuela no es ajena a estos cambios y se ve obligada a revisar sus metodologías, sus recursos y, muy especialmente, el rol que desempeña el profesorado.

El rol docente en la era digital

La incorporación de las TIC a la educación exige repensar el perfil profesional docente. Ya no basta con dominar los contenidos de una materia; es imprescindible saber guiar el aprendizaje del alumnado, actuando como mediador en la construcción del conocimiento (Salinas, 2004; cit. en Aguaded, Pérez & Monescillo, 2010).

En este marco, el profesorado debe ser capaz de:

  • Diseñar experiencias de interacción y motivación donde el alumnado sea protagonista activo.
  • Ayudar a gestionar la información a la que el alumnado accede de forma constante en entornos digitales.
  • Integrar las TIC en el currículo de manera coherente, no como elementos aislados o meramente decorativos.
  • Promover metodologías activas (aprendizaje cooperativo, proyectos, flipped classroom, etc.) apoyadas en recursos tecnológicos.

Además, tal y como señalan diversas investigaciones, el trabajo en equipo y la colaboración docente son claves para que la tecnología se integre de forma adecuada en los centros educativos (Aguaded et al., 2010). Compartir recursos, co-diseñar experiencias y reflexionar sobre la práctica ayuda a convertir las TIC en un elemento estructural de la vida del centro.

El docente como mediador del aprendizaje

En una sociedad en la que la información es abundante y está siempre disponible, la función docente va mucho más allá de “transmitir” contenidos. El reto es conseguir que el alumnado aprenda a aprender, desarrolle pensamiento crítico y construya su propio conocimiento a partir de la información disponible.

En este sentido, el profesorado se convierte en un mediador de los aprendizajes, una figura que acompaña, guía y orienta. Siguiendo la propuesta de Tebar (2003), podemos destacar algunas características de este perfil mediador:

  • Experto/a flexible: domina los contenidos, planifica, pero adapta su intervención a las necesidades reales del grupo.
  • Establece metas formativas: fomenta hábitos de estudio, autoestima, metacognición y autonomía.
  • Regula los aprendizajes: organiza el contexto, facilita la interacción con los materiales y promueve el trabajo colaborativo.
  • Favorece aprendizajes significativos y transferibles, conectados con la vida real y con otros contextos de uso.
  • Estimula la curiosidad y la creatividad, animando al alumnado a buscar la novedad y a formular preguntas.
  • Refuerza el sentimiento de capacidad: ayuda a construir una autoimagen positiva y a plantearse nuevas metas.
  • Enseña estrategias: qué hacer, cómo, cuándo y por qué; ayuda a controlar la impulsividad y a tomar decisiones fundamentadas.
  • Comparte experiencias de aprendizaje: fomenta la reflexión conjunta, la empatía y el respeto dentro del grupo.
  • Atiende a la diversidad: adapta su intervención a las diferencias individuales.
  • Educa en valores y actitudes positivas hacia el aprendizaje y la convivencia.

“El rol del docente es fundamental, pues debe ser capaz de diseñar tareas o situaciones de aprendizaje que posibiliten la resolución de problemas, la aplicación de los conocimientos aprendidos y la promoción de la actividad de los estudiantes.” (Preámbulo de la LOMCE, Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre)

Todo ello refuerza la idea de que la competencia digital del profesorado no puede limitarse a un manejo instrumental de herramientas. Debe conectarse con su visión pedagógica y con un compromiso ético en el uso de la tecnología.

Qué es la competencia digital educativa

La creciente importancia de las TIC ha generado nuevas necesidades de aprendizaje y formación relacionadas con el dominio crítico de estas tecnologías. Estas necesidades no solo afectan al alumnado, sino también al profesorado, que debe ser capaz de integrarlas en su práctica diaria de forma reflexiva.

Podemos entender la competencia digital educativa como la capacidad de:

  • Utilizar tecnologías digitales de manera segura, crítica y creativa.
  • Aplicarlas para mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje.
  • Facilitar la participación, la inclusión y la colaboración en el aula.
  • Contribuir al desarrollo de una ciudadanía digital responsable.

La competencia digital forma parte, junto a otros aprendizajes básicos, de la alfabetización esencial de la ciudadanía del siglo XXI. La educación y la formación desempeñan un papel decisivo, ya que son las encargadas de garantizar que todas las personas puedan desenvolverse en un entorno digital en constante cambio (Coll, 2010).

Recordemos: tecnología y aprendizaje van de la mano cuando la primera se pone al servicio de metodologías activas, personalizadas, inclusivas y orientadas al desarrollo de competencias.

El Marco Común de Competencias Digitales Docentes

Origen europeo: la competencia digital como clave para la vida adulta

Desde el Parlamento Europeo se considera que la competencia digital es una de las ocho competencias clave que toda persona joven debe haber desarrollado al finalizar la enseñanza obligatoria para incorporarse con éxito a la vida adulta y poder mantener un aprendizaje permanente (Recomendación 2006/962/CE).

La Comisión Europea publicó en 2013 el Marco para el Desarrollo y el Conocimiento de la Competencia Digital (DigComp), actualizado posteriormente en 2016 (Vuorikari, Punie, Carretero Gómez & Van den Brande, 2016) y recogido en la Recomendación del Consejo Europeo de 22 de mayo de 2018. En él se reconocen cinco grandes áreas de competencia digital:

Área DigComp Finalidad educativa principal
Información y alfabetización informacional Buscar, filtrar, evaluar y gestionar información y contenidos digitales.
Comunicación y colaboración Interactuar, compartir, participar y colaborar en entornos digitales.
Creación de contenidos digitales Generar, editar, combinar y respetar los derechos de autor en la producción digital.
Seguridad Proteger dispositivos, datos personales, salud y medio ambiente en el uso de la tecnología.
Resolución de problemas Identificar necesidades, solucionar incidencias y usar la tecnología de forma innovadora.

Adaptación al contexto español: el Marco Común del INTEF

Partiendo de DigComp, el Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado (INTEF) ha desarrollado el Marco Común de Competencia Digital Docente. Se trata de un documento vivo, sometido a revisión y actualización, que concreta en qué consiste esta competencia en el ejercicio profesional del profesorado.

Este marco se estructura en torno a las cinco áreas ya mencionadas y detalla un total de 21 competencias distribuidas en tres niveles generales (A-Básico, B-Intermedio y C-Avanzado), cada uno de ellos con dos subniveles (A1, A2, B1, B2, C1 y C2). Para cada competencia se incluyen descriptores vinculados a conocimientos, capacidades y actitudes (INTEF, 2017).

La Resolución de 2 de julio de 2020, de la Dirección General de Evaluación y Cooperación Territorial, actualiza el marco de referencia de la competencia digital docente, reforzando su papel como guía para el diseño de planes formativos y procesos de acreditación en todas las etapas educativas.

Áreas del Marco de Competencia Digital Docente

Área 1. Información y alfabetización informacional

  • 1.1 Navegación, búsqueda y filtrado de información, datos y contenidos digitales: saber expresar qué información se necesita, buscar recursos en la red, localizar información relevante para las tareas docentes, seleccionar materiales educativos adecuados y gestionar diversas fuentes de manera organizada.
  • 1.2 Evaluación de información, datos y contenidos digitales: reunir, procesar, comprender y valorar de forma crítica la información encontrada, contrastando su fiabilidad, actualidad y pertinencia.
  • 1.3 Almacenamiento y recuperación de información, datos y contenidos digitales: guardar, clasificar y organizar información, datos y contenidos para facilitar su posterior uso y reutilización en la práctica docente.

Área 2. Comunicación y colaboración

  • 2.1 Interacción mediante tecnologías digitales: comunicarse a través de distintos dispositivos y aplicaciones, conocer los canales disponibles y elegir el más adecuado según la finalidad y el destinatario.
  • 2.2 Compartir información y contenidos digitales: difundir recursos, noticias y materiales, actuar como mediador de información, integrar nuevos contenidos en el propio conocimiento y respetar las normas de citación.
  • 2.3 Participación ciudadana en línea: implicarse en la vida social mediante la participación en entornos digitales, aprovechando las posibilidades de la tecnología para el empoderamiento personal y colectivo.
  • 2.4 Colaboración mediante canales digitales: utilizar plataformas y herramientas en línea para el trabajo en equipo, la creación conjunta de recursos y el desarrollo de proyectos colaborativos.
  • 2.5 Netiqueta: conocer y aplicar normas de conducta respetuosas en las interacciones en línea, tener presente la diversidad cultural y ser capaz de detectar y prevenir conductas inadecuadas.
  • 2.6 Gestión de la identidad digital: crear y gestionar una o varias identidades digitales, cuidar la reputación en línea y comprender cómo se generan y utilizan los datos en las diferentes aplicaciones.

Área 3. Creación de contenidos digitales

  • 3.1 Desarrollo de contenidos digitales: crear materiales en diferentes formatos (texto, imagen, audio, vídeo, multimedia), editar y mejorar recursos propios o ajenos y expresarse de forma creativa con medios digitales.
  • 3.2 Integración y reelaboración de contenidos digitales: adaptar, combinar y transformar recursos existentes para generar nuevos contenidos útiles, originales y relevantes para el aula.
  • 3.3 Derechos de autor y licencias: comprender cómo se aplican los derechos de autor, las licencias abiertas (Creative Commons, etc.) y las implicaciones éticas y legales del uso de contenidos digitales.
  • 3.4 Programación: realizar modificaciones básicas en aplicaciones, configuraciones o dispositivos; entender los principios de la programación y qué hay “detrás” del software que utilizamos.

Área 4. Seguridad

  • 4.1 Protección de dispositivos: conocer los riesgos y amenazas en la red, aplicar medidas de seguridad (contraseñas robustas, copias de seguridad, antivirus, etc.) y proteger los equipos y la información almacenada.
  • 4.2 Protección de datos personales e identidad digital: comprender las condiciones de uso de programas y servicios, proteger activamente los datos propios, respetar la privacidad de los demás y prevenir fraudes, ciberacoso u otros riesgos.
  • 4.3 Protección de la salud: evitar riesgos para la salud física (posturas, tiempo de exposición, ergonomía…) y mental (sobrecarga informativa, adicciones, estrés digital) derivados del uso de la tecnología.
  • 4.4 Protección del entorno: tomar conciencia del impacto ambiental del uso de dispositivos (consumo energético, residuos electrónicos, etc.) y fomentar prácticas sostenibles.

Área 5. Resolución de problemas

  • 5.1 Resolución de problemas técnicos: identificar y solucionar incidencias técnicas, desde las más sencillas hasta las más complejas, relacionadas con dispositivos, programas o conexiones.
  • 5.2 Identificación de necesidades y respuestas tecnológicas: analizar necesidades formativas o de uso de recursos, evaluar herramientas disponibles y seleccionar las que mejor se ajusten a cada situación.
  • 5.3 Innovación y uso creativo de la tecnología: utilizar las herramientas digitales para generar ideas nuevas, participar en producciones colaborativas y resolver problemas conceptuales o prácticos.
  • 5.4 Identificación de lagunas en la propia competencia digital: reconocer las propias necesidades de mejora, actualizarse de forma continua y apoyar a otras personas en el desarrollo de su competencia digital.

Niveles de competencia digital docente (A1–C2) y ejemplos prácticos

El Marco Común de Competencia Digital Docente organiza las 21 competencias en seis niveles de dominio: A1, A2, B1, B2, C1 y C2. Estos niveles permiten situar el punto de partida de cada docente y planificar su evolución.

Nivel Qué implica Ejemplo en el aula
A1 – Básico inicial Uso muy puntual y guiado de recursos digitales. Utiliza presentaciones sencillas y proyecta vídeos esporádicamente.
A2 – Básico Integra algunas herramientas digitales en actividades concretas. Emplea una plataforma para compartir materiales y recoger tareas.
B1 – Intermedio Planifica actividades que requieren la participación activa del alumnado con TIC. Diseña proyectos en los que el alumnado crea contenidos digitales colaborativos.
B2 – Intermedio avanzado Utiliza la tecnología para personalizar y evaluar el aprendizaje. Aplica herramientas digitales para seguimiento formativo y retroalimentación continua.
C1 – Avanzado Integra la competencia digital en el currículo y en la vida del centro. Coordina proyectos innovadores de centro apoyados en entornos virtuales de aprendizaje.
C2 – Liderazgo Actúa como referente y líder en la transformación digital educativa. Diseña, evalúa y difunde buenas prácticas, forma a otros docentes y colabora en redes profesionales.

Lo importante no es “estar” en el nivel más alto, sino avanzar progresivamente, alineando la propia formación con las necesidades reales del aula y del centro educativo.

La formación digital continua del profesorado

Como ya se ha señalado, la competencia digital constituye un requisito clave para la ciudadanía del siglo XXI. El propio preámbulo de la LOMCE recuerda que “los alumnos y alumnas actuales han cambiado radicalmente en relación con los de hace una generación. La globalización y el impacto de las nuevas tecnologías hacen que sea distinta su manera de aprender, de comunicarse, de concentrar su atención o de abordar una tarea”.

Las TIC deben ser un motor de cambio metodológico: han de contribuir a que el alumnado ocupe un papel activo, investigue, colabore, cree contenido y resuelva problemas reales. Para que esto suceda, el profesorado necesita una formación especializada y actualizada.

Sin formación continua, no hay verdadera integración de las TIC. La actualización digital ya no es un lujo, sino una parte esencial del desarrollo profesional docente.

La formación del profesorado en competencia digital debería ayudar a:

  • Diseñar contenidos adaptados a la cultura digital del alumnado.
  • Seleccionar recursos de calidad y alineados con los objetivos curriculares.
  • Aplicar metodologías activas y estrategias de evaluación formativa con apoyo tecnológico.
  • Educar en un uso crítico, ético y responsable de la tecnología, tanto dentro como fuera del aula.

Pasos para diseñar un plan personal de mejora digital

  1. Diagnosticar el punto de partida: identificar fortalezas y áreas de mejora en cada una de las cinco áreas de competencia digital.
  2. Marcar objetivos realistas: por ejemplo, pasar de A2 a B1 en un curso escolar en ciertas competencias clave.
  3. Seleccionar formación adecuada: cursos en línea, formación permanente, comunidades profesionales, etc.
  4. Poner en práctica lo aprendido: experimentar con nuevas herramientas y metodologías en el aula, de forma gradual.
  5. Reflexionar y ajustar: valorar resultados, recoger evidencias y rediseñar las prácticas cuando sea necesario.

En este camino, entidades especializadas como AFOE Formación ofrecen una amplia gama de cursos orientados a la mejora de la competencia digital docente, desde el uso seguro de internet y redes sociales hasta propuestas centradas en metodologías activas apoyadas en TIC. De este modo, se contribuye a que el sistema educativo se adapte mejor a un entorno altamente digitalizado y cambiante.

Competencia digital más allá de la escuela: otros ámbitos profesionales

Aunque este artículo se centra en la educación, conviene recordar que la competencia digital es igualmente esencial en otros sectores. En el ámbito sanitario, por ejemplo, el personal se enfrenta a la gestión de historias clínicas electrónicas, plataformas de teleasistencia, bases de datos científicas, sistemas de comunicación con pacientes, etc.

Para estos profesionales, contar con una formación sólida en TIC es clave para ofrecer una atención segura, de calidad y ajustada a las demandas actuales. Por ello, AFOE Formación desarrolla cursos específicos para el sector sanitario, que abordan tanto el uso de herramientas como los aspectos éticos, de privacidad y de seguridad relacionados con la gestión de la información.

De esta manera, la competencia digital se configura como un eje transversal de la formación a lo largo de la vida, más allá de cualquier etapa educativa concreta.

Referencias bibliográficas

  • Resolución de 2 de julio de 2020, de la Dirección General de Evaluación y Cooperación Territorial, por la que se publica el Acuerdo de la Conferencia Sectorial de Educación sobre el marco de referencia de la competencia digital docente. BOE, 191, 50638–50668. https://www.boe.es/eli/es/res/2020/07/02/(2)
  • Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y Formación del Profesorado – INTEF (2017). Marco Común de Competencia Digital Docente – octubre 2017. Ministerio de Educación y Formación Profesional.
  • European Commission (2019). DigComp 2.1: The Digital Competence Framework for Citizens.
  • Recomendación 2006/962/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de diciembre de 2006, sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente.

Preguntas frecuentes sobre competencia digital educativa

1. ¿Qué es exactamente la competencia digital educativa?

Es la capacidad del profesorado para utilizar la tecnología de forma segura, crítica, creativa y pedagógicamente eficaz. Incluye tanto el manejo de herramientas como la habilidad para diseñar experiencias de aprendizaje de calidad que aprovechen las TIC.

2. ¿Qué beneficios aporta al alumnado?

Un profesorado con alta competencia digital puede ofrecer actividades más motivadoras, personalizadas e inclusivas. Esto favorece el desarrollo de competencias clave (pensamiento crítico, creatividad, colaboración, comunicación) y ayuda al alumnado a desenvolverse mejor en entornos digitales.

3. ¿Cómo puede un docente saber en qué nivel (A1–C2) se encuentra?

Existen diferentes instrumentos de autoevaluación y procesos de acreditación basados en el Marco Común de Competencia Digital Docente. A través de cuestionarios, rúbricas y análisis de la práctica, cada docente puede identificar su nivel en las cinco áreas y trazar un plan de mejora.

4. ¿Por dónde empezar si tengo poca experiencia con las TIC?

Lo más recomendable es comenzar por objetivos sencillos y concretos: aprender a usar una plataforma educativa, integrar una herramienta de comunicación con el alumnado o diseñar una pequeña actividad digital. A partir de ahí, se puede ir avanzando hacia metodologías más complejas con el apoyo de formación específica.

5. ¿La competencia digital es solo tecnológica?

No. La competencia digital tiene también una dimensión pedagógica y ética. No se trata únicamente de saber usar aplicaciones, sino de decidir cuándo y para qué utilizarlas, respetando la privacidad, la seguridad y la inclusión de todo el alumnado.

Antonio H. Martín
RESPONSABLE DEL DEPARTAMENTO DE GESTIÓN E INNOVACIÓN
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