Los trastornos de aprendizaje son también conocidos con nombres como dislexia, discalculia o disortografía. Podrían afectar a entre el 5% y el 10% del alumnado causando, casi siempre, problemas en el aprendizaje y uso de la lectura, aunque también se pueden manifestar en la escritura y en el cálculo. Por ello, la adquisición de las competencias básicas lingüísticas y matemáticas, y el aprendizaje de los contenidos escolares se verá dificultado.
Algunos profesores no acaban de entender los problemas de estos alumnos y consideran que cometen errores o no aprenden por falta de voluntad o de esfuerzo. Con frecuencia les transmiten mensajes como “tienes que leer mejor”, “debes mejorar tu caligrafía”, “pon atención para no hacer tantas faltas de ortografía” o “es increíble que a tu edad aún falles en las tablas de multiplicar”. En muchas ocasiones estos alumnos han trabajado y se han esforzado más que sus compañeros añadiendo ejercicios de refuerzo al trabajo de clase y dedicando mucha atención a lo que a otros les salía casi sin querer. Pero en lugar de eso se valora el resultado final a partir del siguiente razonamiento: “La lectura, la escritura y el cálculo básico son cosas elementales. Si no te salen bien es que no te estás esforzando lo suficiente”.
Pero no es suficiente con entender al alumnado con TA, ya que pueden aprender mucho si el profesorado utiliza medidas y estrategias educativas para atender adecuadamente a sus necesidades.