Aprendizaje basado en problemas (PBL) y Aprendizaje por proyectos (ABP)

Trabajando otras metodologías innovadoras, nos acercaremos en esta ocasión al Aprendizaje Basado en Problemas (PBL) y al Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP). Trabajando otras metodologías innovadoras, nos acercaremos en esta ocasión al Aprendizaje Basado en Problemas (PBL) y al Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP). Empezaremos describiendo que ambos se encuentran entre los procesos de aprendizaje descritos como aprendizaje por descubrimiento.
Aprendizaje basado en problemas y Aprendizaje por proyectos
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Las metodologías activas han transformado la forma de entender la enseñanza. Cada vez más centros educativos buscan salir de la clase tradicional centrada en la explicación magistral para apostar por propuestas en las que el alumnado investiga, decide, crea y resuelve problemas reales. En este contexto destacan dos enfoques muy potentes: el Aprendizaje Basado en Problemas (PBL) y el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP).

Ambas metodologías surgen como evolución del aprendizaje por descubrimiento, un enfoque inductivo inspirado en las ideas de Piaget sobre asimilación y acomodación. En lugar de “transmitir” conocimientos cerrados, el profesorado plantea situaciones problemáticas que obligan al alumnado a explorar, formular hipótesis, contrastar información y construir activamente su propio aprendizaje.

Idea clave: tanto el PBL como el ABP desplazan el foco de “explicar contenidos” a plantear buenos problemas y proyectos que den sentido al aprendizaje.

Domínguez, Cardo y Velilla (2008) sitúan tres técnicas dentro de este enfoque general de aprendizaje por descubrimiento:

  • Aprendizaje basado en problemas (PBL), centrado en una meta concreta de aprendizaje.
  • Aprendizaje por proyectos (ABP), orientado a resolver problemas complejos mediante la integración de conocimientos.
  • Estudio de casos, focalizado en el análisis de situaciones específicas y la generación de soluciones.

Estas metodologías no solo preparan para superar exámenes, sino para saber actuar ante situaciones reales.

Del aprendizaje por descubrimiento al PBL y al ABP

Aunque en la práctica existen matices, el PBL y el ABP comparten una serie de rasgos que los sitúan claramente en la tradición del aprendizaje constructivista:

  • El punto de partida es siempre un problema, reto o pregunta relevante que da sentido al trabajo del grupo.
  • El alumnado asume un papel activo: decide qué necesita saber, busca información, la contrasta y toma decisiones.
  • La resolución del problema o proyecto exige trabajo en equipo, conexión entre teoría y práctica y una mirada multidisciplinar.
  • El profesorado deja de ser solo “quien explica” para convertirse en diseñador de experiencias, guía y acompañante del proceso.

En PBL y ABP, aprender no es escuchar pasivamente, sino enfrentarse a situaciones desafiantes que requieren pensar, decidir y actuar.

Qué aportan las metodologías activas al aula

En comparación con modelos más tradicionales, estas metodologías aportan varios beneficios:

  • Mayor motivación: los problemas y proyectos se vinculan con situaciones reales que el alumnado reconoce como importantes.
  • Desarrollo de competencias clave: pensamiento crítico, creatividad, resolución de problemas, trabajo en equipo, comunicación, etc.
  • Aprendizajes más profundos: no basta con memorizar, hay que aplicar, contrastar y transferir lo aprendido.
  • Mejor conexión con el mundo profesional: las dinámicas de trabajo se parecen más a lo que se encontrarán en su práctica futura.

Las diferencias entre PBL y ABP son, en muchos casos, más de matiz que de fondo. De hecho, en la literatura se utilizan a veces las mismas siglas (ABP/PBL) para referirse a las dos metodologías, lo que genera cierta confusión. En este artículo las abordamos por separado para comprender mejor sus características y, más adelante, analizaremos sus puntos comunes y sus diferencias.

Qué es el Aprendizaje Basado en Problemas (PBL)

El Aprendizaje Basado en Problemas, conocido internacionalmente como Problem-based Learning (PBL), es una metodología de carácter inductivo en la que el aprendizaje se organiza en torno a un problema que el grupo debe analizar y resolver.

En su versión clásica, cada docente actúa como tutor o tutora de un grupo reducido de estudiantes que se enfrentan a un problema situado dentro de una disciplina concreta. A partir de ese problema, el grupo identifica lo que sabe, lo que necesita saber y qué estrategias seguirá para avanzar.

Características esenciales del PBL

En el PBL, el alumnado asume tareas clave dentro del proceso:

  • Identificar y seleccionar los materiales de estudio necesarios para comprender el problema.
  • Establecer la secuencia de aprendizaje, decidiendo qué revisar, en qué orden y con qué profundidad.
  • Participar activamente en los procesos de evaluación, tanto autoevaluando su desempeño como evaluando al grupo y valorando el propio problema.

Además, este enfoque se caracteriza por tres ideas importantes:

  • Alta implicación docente: la persona docente deja su rol directivo tradicional y pasa a ser una figura de acompañamiento, guía y tutoría (a menudo definida como coach), clave para que el proceso funcione.
  • Aprendizaje autodirigido: el alumnado tiene un papel central, aprende “de” y “con” sus compañeros, en un marco de trabajo colaborativo pero con responsabilidades individuales.
  • El problema como motor de aprendizaje: no se estudia “por estudiar”, sino para entender y resolver situaciones que se parecerán a las que el alumnado encontrará en su vida personal o profesional.

En PBL, el problema va primero y los contenidos después. Es el problema el que “tira” del aprendizaje, no al revés.

Cómo debe ser un “buen problema” en PBL

Si el problema es el eje del PBL, su diseño no puede dejarse al azar. En general, se recomienda que los problemas cumplan estas condiciones:

  • Realistas o verosímiles: se basan en situaciones reales o construidas a partir de información auténtica, conectadas con los objetivos del curso. Esto aumenta la motivación del alumnado.
  • Presentados antes del contenido: en el PBL el problema se plantea antes de explicar la teoría, para que sea el propio proceso de búsqueda el que genere la necesidad de aprender.
  • Complejos y abiertos: no tienen una única respuesta evidente. Suelen estar poco estructurados, con información relevante mezclada con datos secundarios que el alumnado debe aprender a filtrar.
  • Multidisciplinares: la solución suele exigir integrar conocimientos de diferentes áreas o materias.
  • Enfocados al proceso: importa tanto “qué solución se alcanza” como cómo se razona, se argumenta y se comunica a lo largo del camino.

En esta metodología es habitual que el grupo se plantee una batería de preguntas que ayude a “desmenuzar” el problema: qué sabemos, qué no sabemos, qué necesitamos averiguar, qué alternativas existen, qué consecuencias tiene cada decisión, etc.

Rol del docente y del alumnado en PBL

El PBL implica un cambio profundo en el papel tradicional de profesor y estudiante:

  • El profesorado:
    • Diseña y selecciona los problemas.
    • Ayuda a que se expliciten los conocimientos previos del alumnado.
    • Orienta la reflexión con preguntas y feedback.
    • Facilita recursos y estrategias cuando el grupo se bloquea.
    • Evalúa el proceso y el producto, junto con el propio alumnado.
  • El alumnado:
    • Participa en la definición de hipótesis y líneas de investigación.
    • Busca y selecciona fuentes de información relevantes.
    • Contrasta puntos de vista, argumenta y defiende sus ideas.
    • Asume responsabilidades individuales dentro del grupo.
    • Evalúa su propio aprendizaje y el del equipo.

La investigación ha mostrado que ciertas actuaciones docentes mejoran la calidad del PBL, por ejemplo: cuidar la presentación del problema, graduar su dificultad, asegurar que todos participan, usar rúbricas claras o cerrar el proceso con una buena reflexión final.

Qué es el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP / POL)

El Aprendizaje Basado en Proyectos, conocido como Project-based Learning y que en algunos textos se denomina POL (para diferenciarlo de PBL), tiene sus raíces en los planteamientos de la Escuela Nueva a finales del siglo XIX y principios del XX.

Orígenes del ABP: Dewey y la Escuela Nueva

Su principal referente es John Dewey, quien defendía que el alumnado debía ser el sujeto activo del aprendizaje, y que el aula debía entenderse como una comunidad en la que se desarrollan también valores sociales y se prepara a la persona para la vida en sociedad.

Dewey formuló dos ideas clave que anticipan el ABP:

  • El aprendizaje se produce cuando el individuo se enfrenta a un problema real en el desempeño de sus actividades.
  • El conocimiento es la acumulación de saber que se genera cada vez que se resuelve una nueva problemática.

En paralelo a la expansión del PBL en el ámbito universitario, el aprendizaje por proyectos empezó a consolidarse en universidades como Roskilde y Aalborg (Dinamarca), donde se adoptó como modelo estructural de trabajo: el currículo se articula en torno a proyectos de larga duración, desarrollados en grupos.

Rasgos clave del aprendizaje por proyectos

En el ABP/POL, la unidad básica de trabajo es un proyecto que el alumnado desarrolla durante un periodo de tiempo significativo. Este proyecto se centra en una cuestión o reto complejo de interés para el propio grupo y para el profesorado.

  • El aprendizaje se produce a través de una investigación en grupo prolongada en el tiempo.
  • Los proyectos requieren una mirada multidisciplinar y suelen ser especialmente útiles con grupos heterogéneos.
  • Se diseña un itinerario de trabajo con fases (definición del reto, planificación, investigación, producción, difusión, evaluación…).
  • El alumnado asume compromisos claros:
    • Formular preguntas pertinentes para abordar el reto.
    • Buscar recursos de forma autónoma.
    • Decidir cómo organizar el trabajo y repartir tareas.
    • Aplicar la información para producir una solución o producto final.
  • El proyecto se convierte en un espacio para la reflexión sobre el propio aprendizaje y sobre las dificultades encontradas.
  • Prepara al alumnado para trabajar en entornos diversos y globalizados, donde es imprescindible colaborar y comunicarse.
  • Suele ampliar los límites del aula, conectando con la comunidad, con otras instituciones o con problemas reales del entorno.
  • Permite aplicar de forma integrada conocimientos, habilidades y destrezas trabajados en distintas materias.
  • Favorece el desarrollo de habilidades comunicativas, especialmente al defender públicamente los resultados del proyecto.

En ABP, el proyecto es el hilo conductor. El alumnado aprende investigando, creando un producto y compartiéndolo con otros.

Tipos de proyectos: por disciplinas y por problemáticas

Kolmos (1996), citada por Domínguez et al. (2008), distingue dos formas principales de organizar los proyectos:

  • Proyectos por disciplinas: el profesorado establece las disciplinas y métodos que se utilizarán. El alumnado elige la problemática, pero debe moverse dentro del marco fijado.
  • Proyectos por problemáticas: el profesorado señala el problema o reto a trabajar y los grupos tienen libertad para incorporar distintas disciplinas y métodos en su análisis.

En ambos casos, la coherencia entre el proyecto, los objetivos curriculares y la evaluación es esencial para aprovechar la metodología al máximo.

Similitudes y diferencias entre PBL y ABP

Elementos comunes

Una revisión de Kolmos (2004) y otros autores permite identificar un conjunto de rasgos compartidos entre el PBL y el ABP/POL:

  • Ambas parten de una problemática abierta, con más de una solución posible y cercana a contextos profesionales o vitales reales.
  • El alumnado parte de su propia experiencia y se implica activamente en el análisis de la situación.
  • El profesorado se convierte en facilitador del aprendizaje, más que en transmisor único de información.
  • Los procesos de aprendizaje son autodirigidos (self-directed learning): el foco se sitúa en la responsabilidad individual dentro del grupo.
  • La problemática se presenta al inicio del proceso, antes de la exposición sistemática de contenidos.
  • Se trabajan de manera explícita las relaciones entre teoría y práctica.
  • El aprendizaje grupal tiene un peso muy importante.
  • Se requiere identificar y contrastar fuentes de información variadas.
  • Obligan a repensar la evaluación, incorporando procedimientos formativos, coevaluación y autoevaluación.
  • Integran aportes de tres grandes corrientes pedagógicas: el constructivismo, el aprendizaje experiencial y el enfoque sociocultural.

Tabla comparativa PBL vs ABP/POL

Aunque se complementan, es posible destacar algunos matices diferenciadores entre ambas metodologías:

Características específicas del PBL Características específicas del ABP / POL
La atención se centra en el proceso de resolución del problema. El énfasis recae en el producto o resultado final (el proyecto).
Los problemas suelen ser acotados y se trabajan en periodos relativamente breves. Los proyectos abordan retos complejos que requieren más tiempo y planificación.
Es frecuente estructurar los problemas como casos guiados con preguntas orientadoras. El proyecto exige movilizar de forma integrada conocimientos y destrezas adquiridos a lo largo del proceso.
Algunas cuestiones pueden ser más teóricas o idealizadas. Las problemáticas suelen derivarse de situaciones reales del entorno y se analizan con herramientas próximas al contexto profesional.

Tabla 1. Principales diferencias entre PBL y ABP/POL. Elaboración propia a partir de Kolmos (2004).

Cuándo utilizar PBL y cuándo ABP

En la práctica, muchas experiencias combinan elementos de ambas metodologías. Aun así, algunas orientaciones generales pueden ayudar a decidir:

  • Puede ser más adecuado PBL cuando…
    • Se quiere trabajar la resolución de problemas clínicos, técnicos o profesionales muy definidos.
    • El tiempo disponible es limitado pero se busca fomentar el razonamiento y la toma de decisiones.
    • Se pretende desarrollar habilidades de análisis y argumentación a partir de casos concretos.
  • Puede ser más adecuado ABP cuando…
    • Se dispone de un periodo más largo y se busca un producto final (informe, prototipo, campaña, exposición…).
    • Se quiere trabajar de forma integrada múltiples materias o áreas de conocimiento.
    • Se pretende fortalecer competencias como la gestión del tiempo, la planificación y la comunicación pública.

En cualquier caso, más que elegir entre “PBL o ABP”, lo más útil suele ser adaptar las estrategias de uno u otro enfoque a las necesidades concretas del grupo, los objetivos de aprendizaje y el contexto del centro.

Ejemplos de aplicación del PBL y ABP en contextos profesionales

Las metodologías basadas en problemas y proyectos son especialmente valiosas cuando se pretende que el aprendizaje conecte con situaciones reales de trabajo. El alumnado no solo memoriza protocolos o teorías, sino que se entrena en analizar casos, decidir y actuar.

El ámbito sanitario como ejemplo de aprendizaje situado

En el sector sanitario, por ejemplo, es frecuente que se utilicen:

  • Escenarios de PBL en los que se presenta un caso clínico (síntomas, antecedentes, pruebas) y el grupo debe decidir qué información falta, qué diagnósticos diferenciales considerar, qué pruebas solicitar o qué intervenciones priorizar.
  • Proyectos ABP en los que se diseña un plan de mejora para un centro de salud, una campaña de educación para pacientes o un protocolo de actuación ante determinadas situaciones.

Este tipo de propuestas permite que el personal en formación desarrolle, además de conocimientos técnicos, competencias como la comunicación con el paciente y la familia, el trabajo en equipo, la gestión del tiempo y la toma de decisiones éticas.

Claves para implementar PBL y ABP en tu aula o centro

Introducir PBL o ABP no significa cambiarlo todo de la noche a la mañana. Es posible empezar con experiencias pequeñas y, poco a poco, ir ampliando su presencia en el currículo.

Recomendaciones prácticas para docentes

  • Empieza por algo manejable: un problema breve o un mini-proyecto de unas pocas sesiones puede ser suficiente para iniciar el cambio metodológico.
  • Define bien los objetivos de aprendizaje: qué conocimientos, habilidades y actitudes quieres trabajar a través del problema o proyecto.
  • Cuida el diseño del problema o reto: que sea suficientemente desafiante, realista y conectado con el currículo.
  • Planifica el acompañamiento: qué preguntas harás, qué momentos de reflexión reservarás, qué apoyos puedes ofrecer si el grupo se bloquea.
  • Explica la metodología al alumnado: qué se espera de ellos, cómo se organiza el trabajo, cómo se evaluará.
  • Favorece la colaboración: diseña roles de grupo, establece normas de funcionamiento y promueve la co-responsabilidad.
  • Integra las TIC: herramientas digitales para investigar, organizar información, co-crear documentos, prototipar soluciones o presentar resultados.

Evaluación en PBL y ABP

La evaluación es uno de los elementos que más cambia cuando se trabaja con problemas y proyectos. Algunos principios útiles son:

  • Combinar evaluación del proceso y del producto: valorar tanto la solución final como el camino seguido para alcanzarla.
  • Introducir la autoevaluación y la coevaluación: que el alumnado reflexione sobre su propio desempeño y aporte feedback a sus compañeros.
  • Utilizar rúbricas claras: compartir desde el inicio los criterios de calidad esperados.
  • Recoger evidencias variadas: diarios de aprendizaje, presentaciones, prototipos, informes, etc.
  • Dar feedback formativo: que la evaluación sirva para seguir aprendiendo, no solo para poner una calificación al final.

Ideas clave y conclusiones finales

El Aprendizaje Basado en Problemas (PBL) y el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP/POL) son dos metodologías activas que sitúan al alumnado en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje, invitándole a resolver problemas y retos significativos.

  • Ambas se sustentan en el constructivismo y en el aprender haciendo.
  • El PBL enfatiza el proceso de resolución de problemas concretos, generalmente de duración más corta.
  • El ABP se organiza en torno a proyectos de mayor alcance, que desembocan en un producto o resultado final.
  • En ambos casos, el profesorado actúa como facilitador y guía, y el alumnado asume un rol activo y responsable.
  • Estas metodologías conectan el aula con situaciones reales, especialmente valiosas en contextos profesionales como el sanitario.

Más que decidir si usar “solo PBL” o “solo ABP”, la clave está en comprender bien ambos enfoques y seleccionar, de cada uno, las estrategias que mejor encajen con los objetivos, la etapa educativa y las características del grupo. Pequeñas experiencias bien diseñadas pueden suponer un importante salto de calidad en los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Preguntas frecuentes sobre PBL y ABP

1. ¿Son lo mismo el PBL y el ABP?

No exactamente. Comparten muchos elementos, pero el PBL se centra más en el proceso de resolución de problemas concretos, mientras que el ABP gira en torno a proyectos más amplios que culminan en un producto final. En la práctica, se pueden combinar elementos de ambos.

2. ¿Es necesario cambiar todo el currículo para aplicar estas metodologías?

No. Puedes empezar con un solo problema o un pequeño proyecto dentro de una unidad didáctica y, a partir de esa experiencia, ir ampliando el enfoque. Muchas innovaciones sostenibles comienzan con cambios pequeños pero bien planificados.

3. ¿Qué pasa si el alumnado no está acostumbrado a trabajar así?

Es normal que al principio aparezcan dudas o cierta resistencia, sobre todo si el alumnado está habituado a modelos muy directivos. Por eso es importante explicar bien la metodología, acompañar, pautar y ofrecer herramientas para la organización del grupo y la reflexión sobre el propio aprendizaje.

4. ¿Cómo se evalúan el PBL y el ABP?

La evaluación debe contemplar tanto el proceso como el producto final. Es recomendable usar rúbricas, incluir autoevaluación y coevaluación y recoger evidencias variadas (informes, presentaciones, diarios, prototipos…). La evaluación formativa encaja especialmente bien con estas metodologías.

5. ¿Se pueden aplicar estas metodologías en formación profesional o en entornos laborales?

Sí. De hecho, el PBL y el ABP son especialmente adecuados en formación profesional, formación continua y entornos laborales, ya que se basan en retos y problemas muy similares a los que las personas afrontarán en su práctica profesional diaria.

Referencias bibliográficas

  • Ángulo, R., Molina, L. et al. (2019). Curso:Metodologías innovadoras en los procesos de enseñanza aprendizaje
  • Domínguez, C., Cardo, E. & Velilla, R. (2008). Metodologías activas y aprendizaje por descubrimiento.
  • Kolmos, A. (1996, 2004). Estudios sobre PBL y proyectos en la educación superior.
  • Ortiz, L., Calderón, P. & Travieso, D. (2016). Aprendizaje basado en problemas y trabajo colaborativo.
  • Prieto, M. et al. (2014). Propuesta ABP 4×4 (AIRE) aplicada a grupos numerosos.
Laura Molina García
Actualmente desarrolla en AFOE la coordinación y docencia de acciones formativas postgrado para de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla) y Universidad Nebrija (Madrid). Docente en los planes de Formación Continua de la Diputación de Sevilla. Instructora acreditada en Mindfulness. Licenciada en Pedagogía, Máster universitario en Género e Igualdad, Máster universitario en Mindfulness, Experta universitaria en Educación Social y Experta universitaria en Tutoría y Enseñanza E-learning
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